La Posidonia oceánica
¿Qué es la Posidonia oceánica y por qué procuramos evitar fondear sobre ella?
Posidonia oceánica, comúnmente conocida como alga, es una planta angiosperma (no es una alga), adaptada a la vida bajo el agua. Es un elemento clave para preservar los ecosistemas del Mediterráneo, prevenir la erosión de las costas, y para el equilibrio de la presencia de CO2 en el mar y en la atmósfera.
Las principales amenazas a los ecosistemas de posidonia son las obras marítimas, la contaminación de aguas costeras, la generación de playas artificiales, el calentamiento de las aguas de mar debido al cambio climático, la retirada de hojas muertas que llegan a las playas y el anclaje de embarcaciones.
A causa de su proceso regenerativo muy lento la posidonia determina recursos/ecosistemas no renovables. En este momento, las praderas de Posidonia oceánica están desapareciendo en todo el Mar Mediterráneo.
La función de la pradera, comparable a la de los bosques, es imprescindible para el equilibrio ecológico del medio marino; depura y oxigena las aguas costeras, dando aguas de gran calidad y transparencia, y alberga multitud de especies de peces e invertebrados.
Las praderas de posidonia tienen un papel fundamental en la conservación y protección de playas y dunas, zonas de gran fragilidad y valor ecológico, formando arrecifes marinos paralelos a la costa, elevándose de 1’5 a 2 metros de altura, lo cual crea un rompeolas natural que atenúa la acción del oleaje. En las playas, las hojas muertas forman barreras contra los efectos de la erosión causada por los temporales de invierno y, entre temporal y temporal estas hojas muertas quedan enterradas bajo los nuevos aportes de arena, atrapándola y asentando así la playa.
Estos ecosistemas, que ocupan aproximadamente medio millón de kilómetros cuadrados, se encuentran en regresión a escala global, con una tasa de pérdida estimada del 1-2% anual, cuatro veces superior a la tasa de pérdida de los bosques tropicales; en el Mediterráneo, esta cifra se eleva hasta alcanzar el 5%. Además, el lento crecimiento de estas plantas (2 cm/año) y su escasa producción de semillas hacen que las pérdidas sean irreversibles, ya que la recuperación de una pradera requiere varios siglos.
La importancia de la pradera de Posidonia oceánica está reconocida y se incluye en la Directiva Hábitats de la Unión Europea como hábitat prioritario protegido. Las praderas entre Ibiza (Eivissa) y Formentera en 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Si quieres ampliar información te recomiendo esta web:
http://marenostrum.org/vidamarina/vegetalia/fanerogamas/posidonia/
La función de la pradera, comparable a la de los bosques, es imprescindible para el equilibrio ecológico del medio marino; depura y oxigena las aguas costeras, dando aguas de gran calidad y transparencia, y alberga multitud de especies de peces e invertebrados.
Las praderas de posidonia tienen un papel fundamental en la conservación y protección de playas y dunas, zonas de gran fragilidad y valor ecológico, formando arrecifes marinos paralelos a la costa, elevándose de 1’5 a 2 metros de altura, lo cual crea un rompeolas natural que atenúa la acción del oleaje. En las playas, las hojas muertas forman barreras contra los efectos de la erosión causada por los temporales de invierno y, entre temporal y temporal estas hojas muertas quedan enterradas bajo los nuevos aportes de arena, atrapándola y asentando así la playa.
Estos ecosistemas, que ocupan aproximadamente medio millón de kilómetros cuadrados, se encuentran en regresión a escala global, con una tasa de pérdida estimada del 1-2% anual, cuatro veces superior a la tasa de pérdida de los bosques tropicales; en el Mediterráneo, esta cifra se eleva hasta alcanzar el 5%. Además, el lento crecimiento de estas plantas (2 cm/año) y su escasa producción de semillas hacen que las pérdidas sean irreversibles, ya que la recuperación de una pradera requiere varios siglos.
La importancia de la pradera de Posidonia oceánica está reconocida y se incluye en la Directiva Hábitats de la Unión Europea como hábitat prioritario protegido. Las praderas entre Ibiza (Eivissa) y Formentera en 1999 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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